Adorno y el nominalismo musical
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Resumen
Tal vez ningún otro concepto pueda resistirse más justificadamente al intento de definir su esencia que el nominalismo. Al fin y al cabo, este fue acuñado en el siglo XIV por teólogos como el franciscano inglés Guillermo de Ockham (ca. 1288 – ca. 1348), quienes luchaban contra la creencia escolástica en la realidad ontológica de las esencias universales2. Contra esta última versión de un Dios que creó y estuvo, a partir de entonces, comprometido con las formas inteligibles y racionales que había formado, los nominalistas creían en un Creador inefable cuya omnipotencia significaba que su voluntad podía anular todas las limitaciones, incluyendo las de las formas o esencias que alguna vez hubiese postulado. Después de todo, las leyes naturales siempre pueden ser suspendidas por esas intervenciones divinas, inesperadas e inexplicables, que llamamos milagros. No es de sorprender que el impulso nominalista conservase su fuerza en teologías voluntaristas, como las que desarrollaron Martín Lutero y Juan Calvino durante la Reforma. Y una vez que se secularizó, con la autoafirmación humana sustituyendo la voluntad divina, también pudo dar forma a teorías políticas modernas como la de Tomás Hobbes, que enfatizaban el original artificial del Estado en lugar de su origen natural. (...)